miércoles, 2 de enero de 2008

2. Canto a una Sembradora

I
Ángela,
angelita angelilla,
lindos son tus ojos negros
carita de pilla.

II
En su nido
vi aletear un pajarillo
ansioso por volar.
Sus alas, sin ser fuertes,
ya le daban valor para soñar
y querer su plena libertad.

Oigo en tu aleteo de pajarillo
un rumor conocido:
el de la flor que se abre,
el del volcán que despierta,
el del viento en las selvas,
el del hombre que grita:
el susurro lejano
de natura sin cadenas
en noches de tormenta.

III
Canta con dulzura, canta.
Anidan en tu pecho, juntas,
todas las esperanzas:
romper cadenas,
ser libres,
tener pan y casa,
vivir como hermanos
en la familia del mañana.

Canta con amor, canta.
Y diles que el mundo es suyo,
que tu voz también
y que luchamos por la misma causa.

Mi canto amargo
revela el sufrir de varios siglos:
el hambre, la sed y el frío,
el peso de un ayer sombrío...

¡Y canto con rabia!
¡Siento en mi pecho el ardor
de un pueblo esclavo,
que no olvida,
que sabe llegado el día
y desata sus rencores!

Compañera,
canta conmigo, canta.
Mi voz agria necesita de la tuya,
dulce, dulce tu voz,
para sembrar la tierra de esperanzas.

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